Hoy es el día oficial en el que se alzan más voces contra esta lacra social que no es nueva, ni muchísimo menos.
Es un problema que no entiende de fechas, edades, clases sociales, lugares del mundo y, yendo más lejos, tampoco de género en realidad. La generalidad es que se da más contra las mujeres y desde los hombres, pero también al contrario e incluso entre hombres y entre mujeres.
Es viendo esos casos cuando más patente queda el fondo del problema, a mi entender, la falta de respeto por el otro y la necesidad de control sobre él o ella. Un maltratador o maltratadora no ve una persona, sólo algo de su propiedad y a su servicio con los mismos derechos que un animal (en el mejor de los casos) o menos incluso.
Estoy convencida de que la solución al problema pasa siempre por la educación. Y no me refiero a las mates, la historia y demás. Me refiero a educar a nuestros hijos e hijas en el respeto a los demás y a esa igualdad entre personas que pertenece a todos con nuestras diferencias de sexo, edad, religión, procedencia, ideas, etc.
Porque a mi no me gusta que me insulten, me peguen o hagan daño de ningún tipo, tampoco me puede gustar que se lo hagan a los demás ni, por supuesto, hacérselo yo. Y si lo veo y me callo estoy participando en ese abuso. Esto se lo expliqué a mi hija de 9 años cuando me contó el año pasado lo mal que se sentía al ver cómo algunos compañeros maltrataban a otro. "Si no puedes evitarlo, cuéntalo, busca ayuda."
Y educar no sólo con palabras, también con lo que viven y ven. Si un niño no ve respeto y cariño en casa, no lo va a aprender fácilmente.
Tenemos que hacer de nuestros hijos e hijas personas respetuosas con las diferencias de los demás y de ellos mismos "¡Ser diferente es súperdivertido!!" porque ser diferentes nos hace especiales. Debemos recordarles las veces que haga falta y más lo maravillosos que son y lo capaces que son, porque lo son, de serlo aún más. Si criamos niños y niñas con autoestimas altas, seguros de sí mismos y conscientes de que una limitación hoy pueden superarla mañana, conseguiremos que nadie los pise y que no sientan que tienen que pisar a nadie aunque pudieran hacerlo.